Mau es un voluntario social y político. Trabaja construyendo una sociedad mejor.

Podemos ser amigos de las personas mayores

29 April, 2016


Compartimos con vosotros el reportaje del Dani Cortés Morés titulado
Podemos ser amigos de la gente mayor y publicado en su blog "El principio":

"Nunca pensé que lo peor de hacerse gran sería la soledad ". Esto es lo que lamenta la Concepción, de 92 años mientras mira por una ventana. Si soléis viajar en Metro por Barcelona habréis visto muchos carteles como este, que contagian a enviar un "SMS solidario" para ayudar a una asociación llamada "Amigos de los Mayores".

Se trata de una organización que lucha contra la soledad de las personas mayores. Se encargan de hacer que se vuelvan a sentir vivos dentro de la sociedad, gracias a un millar de voluntarios que los acompañan y organizan actividades y talleres.

El jueves pasado, 12 abuelas participaron en una sesión de risoterapia organizada por los Amigos de los Mayores y sentirse menos solas durante una tarde.

La actividad comenzaba a las cinco de la tarde, pero a las cinco y media ya había cuatro mujeres en la sede de la entidad esperando que todo empezara. La Flora, Ramona, Montserrat y Esther hablan entre ellas y les pregunto qué han venido a hacer. "Ah no sé, a mí me llamaron por si quería venir, y he venido!", Responde la Flora. "Algo de risoterapia, pero no sé muy bien cómo ...", dice Ramona. "Yo siempre me lo paso muy bien, aquí", confiesa. Ellas hace varios años que conocen los Amigos de los Mayores, pero la entidad tiene mucha más historia.

Para conocer los orígenes de los Amigos de los Mayores hay que remontarse al final de la Segunda Guerra Mundial. En ese momento en París, un noble llamado Armand Marquiset creó Las pequeños frères des Pauvres con el objetivo de ayudar a quienes lo necesitaban, en especial a las personas mayores. En 1987 Las pequeños frères des Pauvres llegó a Cataluña gracias a unos funcionarios de la Generalidad a quien les interesó el proyecto. "Entonces éramos tres y el sombrero. Hemos ido creciendo y cambiando, pero mantenemos la misma esencia ", explica en Mauricio Blancafort, voluntario casi desde el principio.

Esta esencia se basa en una reflexión sobre la importancia de las relaciones sociales. Se dieron cuenta de que los humanos somos seres sociales por naturaleza y que destinar el tiempo a las relaciones sociales es muy enriquecedor. "El problema llega cuando uno se queda solo y no puede relacionarse con nadie", reflexiona Blancafort.

La Flora explica que tiene tres hijas. Una está en Portugal, la otra en Londres y la otra vive "al lado de casa". Pero no la vienen a ver mucho. Sólo la visitan "cuando hay que hacer algo importante en casa". Esther confiesa que si no fuera por la actividad que organizan los Amigos de los Mayores, "estaría mirando la caixatonta, y cualquier cosa es mejor que la televisión".

"Es muy injusto porque la sociedad lo han construido generaciones y generaciones y sus representantes vivientes son los ancianos. Y nosotros los depreciado ", explica en Mauricio Blancafort. "Los abuelos se llevan bien con todo el mundo, y saben qué necesita cada generación, pero no los volvemos todo lo que nos han dado", añade.

Lo que hacen los Amigos de los Mayores es volver a enchufar toda esta gente en la sociedad. Por ello, la finalidad principal de la entidad es "atender a las personas mayores que comparten un mismo sentimiento: la soledad", según explican en su web. "Son personas muy envejecidas que no se sienten suficientemente apoyadas por su entorno y necesitan la compañía de un voluntario que les apoye".

Una vez a la semana, un voluntario visita una persona mayor y lo acompaña durante dos horas. "Hay puedes tener una relación muy superficial, pero cuando entras en el sustrato más personal y consigues sacar las batallitas, voces que detrás de cada persona hay una vida, que son unos supervivientes".

En Mauricio Blancafort explica que no se cansaría nunca de hablar con ellos: "La sociedad nos ha segmentado, y nos ha dicho que debemos ser amigos de la gente de nuestra edad. Pero la verdad es que yo puedo ser amigo de un abuelo! "Seguro que pocos tienen un amigo que, como dice en Mauricio, los espere con tanta ilusión como lo hacen ellos o que les diga que" eres como un ángel caído del cielo ".

Con las cifras sobre la mesa, en el año 2013 acompañaron a 861 personas, de las cuales un 88% eran mujeres y un 12%, hombres. De hecho, según un estudio del año 2008, el perfil de quien recibe el apoyo del Amigos es el de una mujer de entre 85 y 95 años, que vive sola, no tiene hijos y tiene unos ingresos mensuales de entre 500 y 800 euros. Además, los voluntarios de los Amigos de los Mayores son su principal apoyo social.

Y es que los voluntarios son la pieza clave de la entidad. Cada uno tiene una historia detrás que lo lleva a alcanzar participar. "Con 19 años tuve un accidente de moto y tuve que estar uno más en el hospital, lo que me hizo reflexionar sobre qué había hecho en la vida", explica en Mauricio Blancafort. "Vi que había estudiado, tenía una novia y me lo había pasado bien, pero aparte de eso, no había hecho gran cosa". Fue entonces cuando en Mauricio comenzó a colaborar con los Amigos de los Mayores haciendo trabajos intermitentes, y con el tiempo llegó a ser el presidente de la entidad.

Hay otros voluntarios que llegaron por casualidad. Carmen es un ejemplo. "Un día estaba paseando por la calle y unos voluntarios me pidieron si quería hacer una donación a la entidad", explica, "Yo dije que no podía colaborar con dinero, pero sí con tiempo. Entonces me hice voluntaria ".

Unos se hacen voluntarios y otros se hacen donadores. Y es que el enorme trabajo de la entidad requiere de una financiación, que llega mayoritariamente de las donaciones de particulares y socios. De hecho, el 35% de los ingresos en 2013 correspondían donaciones de particulares. Llama la atención el hecho de que buena parte de estas donaciones provengan de mujeres de más de 60 años, es decir personas que dentro de unos años podrían necesitar la compañía de los voluntarios.

El presidente Mas participa en la iniciativa

El número de donaciones y de inscripciones va ligado ligado a la capacidad que ha tenido la entidad para darse a conocer. En un año, se han doblado el número de apariciones de la entidad a los medios y se han triplicado sus seguidores en Facebook. Alex Gutiérrez, responsable de Prensa de los Amigos de los Mayores, dice que su objetivo es "concienciar a la sociedad sobre la soledad que sufre la gente mayor". Uno de los acontecimientos que ha dado más visibilidad a la entidad ha sido la campaña Rosas contra el olvido. Consiste en llevar una rosa a una persona mayor que viva sola el día de Sant Jordi. Participan personalidades como el Presidente Artur Mas o el periodista Albert Om. "Es la campaña donde históricamente destinamos más esfuerzos de sensibilización y de la manera en que la entidad y su acción social son más conocidas", explica Gutiérrez.

Aparte del acompañamiento a domicilio, los Amigos también hacen actividades y talleres para las personas mayores, como la sesión de risoterapia del jueves pasado, que dirigió Ana, que es voluntaria desde hace 5 años. "Yo no soy ninguna experta en risoterapia, eh?", Avisa. Pero cada voluntario colabora como puede.

Cada vez va llegando más gente en la sede de la entidad, que es donde se hace la actividad. Las abuelas llegan acompañadas de un voluntario que les ha ido a buscar a su casa. En la Flora, la Ramona, Montserrat y Esther, se unen otras 8 mujeres mayores y 6 voluntarios (4 mujeres y 2 hombres). Ana quiere hacer una advertencia a todas: "No tenga miedo a hacer el ridículo. Hemos venido a reír! ". Por sus caras, parece las abuelas no tienen muchas ganas de hacer el ridículo, pero eso es sólo el principio.

Pronto queda claro que nadie tiene vergüenza y todos participan con muchas ganas. La primera actividad que propone Ana consiste en simular que todos son un grupo de chinos que viajan a una granja. Siguiendo los gestos que hace la monitora, todas unen las manos haciendo un saludo china y dicen Onichiuà. Después imitan un perro, un gato, un caballo, gallinas, patos, cerdos, y ... cuando les dicen que deben imitar un asno se hace el silencio. Nadie sabe qué ruido hacen los asnos. De repente, una abuela hace IHA-IHO. Todas ríen y siguen el próximo juego.

Ahora toca ponerse sombreros y pelucas y leer el texto de una tarjeta de manera divertida, "como si se tratara de un casting", dice Ana. Las frases que interpretan hacen reír mucho, y como lo dicen con sombreros de vikingo o de demonio, aunque es más gracioso. No hay ningún tipo de sentido del ridículo, y por eso todo es tan divertido. Sin embargo, hay un problema. Una de las abuelas es ciega. "Pobre, como lo hará?", Pensamos algunos. Pero de nuevo, sorpresa. Una voluntaria le dice al oído que debe decir y ella, con su sombrero de Mary Poppins, lo recita muy bien como si fuera una actriz profesional.

Y así, entre risa y risa, siguen con todas las demás actividades. Se nota que todo el mundo tiene muchas ganas de pasarlo bien y de risa. Aunque muchas acaban de conocerse, parecen un grupo de buenas amigas que tenían ganas de verse. Cuando termina la risoterapia, las caras de las personas mayores y de las voluntarias ha cambiado. Es como si se hubieran vuelto a llenar de vida. La soledad o las enfermedades han desaparecido y se preparan para la merienda que les han preparado los Amigos de los Mayores.

Entre bocadillito y bocadillito, la Flora explica con alegría que se ha divertido mucho. De hecho, a pesar de sus dificultades para moverse y para expresarse debido a una enfermedad, es quien más ha participado. Cuando había que bailar, bailaba. Que había que hablar, hablaba. Y que había que reír, reía. Cuesta entender que alguien con tanta energía pueda estar tanto sola. "La gente que suele participar en los talleres tienen muchas ganas de estar bien", explica una voluntaria. "Para mí son unos héroes".

Hay otra voluntaria y una anciana que parece que son muy amigas. "Nos conocemos desde hace tiempo, nosotros", dicen. Incluso, han ido de fiesta juntas. "Por San Juan todo el mundo estaba muy aburrido y nadie bailaba, y las dos alegramos la noche", recuerda la mujer mayor. La voluntaria explica que ella hace 15 años que colabora con los amigos. Y hacer de voluntaria también la ha ayudado. "Esto es más que mi casa. Todas las abuelas me quieren y juntándolas a ellas, me ayudo a mí misma ".

De repente se hace el silencio. Una de las abuelas, de 91 años, quiere contar una historia de su infancia:

"Yo viví en Francia, y cuando volvía de la escuela pasaba por delante de una tienda de juguetes. En el escaparate siempre miraba una muñeca que abría y cerraba los ojos, pero mis padres no me la podían comprar. Cuando teníamos que volver a Barcelona, la mujer de la tienda nos dijo a mi hermana ya mí: Elige el que quieras. Yo pensé rápidamente en la muñeca, y hasta hace poco que la he conservado. Verdad que es bonito? "El resto de mujeres responden con un aplauso.

Entre conversación y conversación, y entre risa y risa pasa la tarde. Cuando se van, saben que les tocará estar solas, al menos hasta que al cabo de unos días las vaya a ver a su casa un voluntario. Quizás sí que son unos supervivientes. Sobreviven cada día a lo que da más miedo: estar solos. La sociedad los ha abandonado, y los Amigos de los Mayores los recuperan, porque los necesitamos.

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